domingo, 24 de mayo de 2009


VIVÍ MASSARES

*
TORMENTA

Si la noche me empapa la intuición de ceniza
y abundo fosca lumbre de líquidos contornos
dónde el incendio inclina su textura de fauces y me pierde
derramada, disuelta,
torrente depredado de ternura.

¿Ante o dentro de mí?
El fuego. ¡El fuego!

Tempestad subcutánea curvando las rodillas
hasta la exhumación de lo nefando...
Y la pira arrasada de sudor. Me hundo. ¡Lloro!
Heme imprecando el beso, rasgando de caricias el rencor,
calcinando hipogeos con guantes de melaza
y un Lobo apura ascuas de mis restos
sobrevuela la tromba
sumergido en mis ojos.


Viví Massares

*****

HUMO

Huyes de ti, escanciada
del cuenco más absurdo de la muerte,
indolencia excedida de matices sin fe en lo bosquejado:
no urdiste lienzo debajo de las tibias pinceladas
y huyes sin atreverte a ya no respirar
o aceptar respirado lo vivido
como al humo de las deflagraciones de los campos en tiempo de cosecha,
no bostezos del dorarse en el pan, como pudiste,
sino consumición de las espigas,
y sobre el limbo, entonces, arañas un descuido ceniciento
que no llega a barbecho ni a piedad.

Si al borde de los llantos regresaras las huellas,
rehilaras la matriz de los equívocos hasta el borrón,
no cuenta nueva, sólo
hasta la niña que regresa o que
sólo renace sol
sueño dentro de sueño sobre la fumarada de los campos,
sin saber qué es el trigo o qué las pinceladas para el tiempo a vivir
y sin el doble puño de aliento residual sobre el paisaje,
huyeras de la niebla al horizonte
y tuvieras del humo
un único temblor con que salvar tu nombre emborronado
en la transmutación de las hogueras.


Viví Massares

domingo, 3 de mayo de 2009


PEDRO ARGUEDAS IBÁÑEZ

*
OPUS

Y un alma detiene su principio
detiene el rayo estelar de su mirada en el anciano cíclope
en su frente de cal
en la baba que cae de la ruina al verso
para extasiar el polvo de una huella sin forma
los dioses en las jaulas flanqueando el primer paso
los alaridos blancos y negros de la tundra o del mar
o del desierto ponen un sol entre los labios
para sumir el tiempo en la palabra
y así
cualquier estiramiento de la voz
será como el dedo taumatúrgico
con que la obra toca su nombre en la distancia
con que la obra mata la distancia de su nombre
con que la piel y la conciencia se renombran.


Pedro Arguedas Ibáñez

*****

DUERMO

Duermes
y acaso sea la virtud
de todo temperamento
la indómita vértebra con que suspira
lo que la boca no alcanza con sus ansias
Despacio
el rostro extiende su volumen subterráneo
a través del poro y la techumbre
de su nombre aquietado
por este silencio en que los ojos
apenas dos bultos sin identificar
ocupan el lugar del corazón fuera del pecho
que ya no es de la piel
ni es estatura
ni piedra sentimental que el verso amasa.
Hay pasos renuentes
de la última frontera
hay voces que revuelven la sangre
en el pulso del éter
en los estribos de la contemplación y la distancia.
Hay una mano que repasa la materia
en cualquier objeto
en la segregación de la forma en la que anida
el vórtice propicio de lo vírgen
de lo negro
Y en todos sus dedos estás tú
durmiendo
con todos tus párpados
con todos tus vocablos
cerrándose en torno a la única mirada
que abarca y que respira
la realidad del verbo.


Pedro Arguedas Ibáñez