jueves, 20 de enero de 2011


J.J.FERREIRO

*
MARÍA, YO SUCEDO AL FONDO DEL POLVO

Tus gastados pies corren calles que se despliegan sin sentido.
Tienes cara de tierra, y te llevas todas las luces en las manos
mientras los mares hierven a lo lejos.
Alguien pulsa tu frente de mercurio, tus metales de sombra,
e incita la anuencia de dos labios que se aproximan en la niebla.
Nadan tus brazos una ola que da la vuelta y se quema en su propia espuma.
Mueres y te renuevas en el estruendo de las playas.
¿Te figuras
las estrellas mostrándose,
de repente palpando las cosas del pasado como si fuesen plumas momentáneas?
Y todo esto sucede cuando la muerte es una guitarra imaginaria
o aquel cuello del crimen en un plato sagrado;
un plato con pedazos de tu nombre,
pedazos de tu carne que se llevan la simiente de todos los insomnios
como una luz vencida, como un agua vencida.

Al expirar del sueño un vagón en la noche cruza el mundo
pero…
¿será el mundo como un parentesco que sólo existe si es sentido?
pero…
¿será real lo que es sentido?

Siempre, cuando despiertas,
un fantasma amarillo se enreda sin desembocar
como el estertor de un espejo donde la luz ya no se busca;
la blanca túnica de un día muerto que vino a la deriva,
meciéndose oxidado.

Somos otros, aquellos otros que existen desde lejos
en una hueca máscara que esconde el rostro lacio de los dioses.
María
yo sucedo al fondo del polvo,
y siempre polvo en pensamiento.
Sí, los pedazos de tu nombre, pedazos de tu carne
que en las hojas más largas, se desmoronan.
María
mis días se devastan en los tímpanos del desierto;
se extinguen en la cruz de las montañas
como un parpadeo que atrapa todas sus piedras,
todo el sol, todo el tiempo, toda la muerte
como en la transparencia de una excitación presentida.

Asciende un toro sobre la Vía láctea,
también asciende un astro con sus tigres dormidos.
Asciendes tú
como un pájaro abstracto que renueva los cielos.


J.J.Ferreiro


*****

EL AUGURIO DE UNA VIDA

En lo más insondable de las charcas,
donde lo simple ajusta sus ensayos,
hay un agua fecunda
y un cielo vertical.
Ramos de algas
dejan allí sus jugos esenciales,
y siempre, al anochecer,
se hunde
algún pez transparente.

¿De qué sustancia se construye
el augurio de los mares?

En el sarmiento de la niebla
palpita un vino añejo
doblado
como un pensamiento de humo.
Tú desnudas las lágrimas
y destilas la tinta del amor que perfila los cuerpos.

¿De qué sustancia se construye
el augurio de la carne?

En el sosiego de los cementerios
la penumbra te descompone poco a poco
porque siempre
algún acorde de la muerte se agarrota
continuo en el silencio.
Tu corazón yace pálido como el platino.

¿De qué sustancia se construye
el augurio de la muerte?

Siempre pareces ascender
cuando soy uno en ti
en el más hondo sueño.

¿De qué sustancia se construye
el augurio de una vida?


J.J.Ferreiro


*****

GIMNOPEDIA

Gimnopedia.- Bailes y ejercicios ejecutados por jóvenes espartanos en honor de Leto y de sus hijos,
Apolo y Artemisa, alrededor de las estatuas que los representaban.

Quién puede soportar una noche de sangre sólida,
el alma destrozada
y los lobos que esperan.

Se precipita el sueño en la llanura,
se dispersa en la brisa como la fatiga en las manos.
No existen límites,
toda la muerte se diluye al alba,
las perdidas imágenes,
los imaginarios horrores.

Sube al llano del monte,
el primero que el Sol enciende
y baila para mí la Gimnopedia.
Te prefiero
poseída en la luz
que gozada por una noche carnívora.
Templa tus nervios,
salvaje e hirsuta como la piel de los escudos.
Es de opio el resuello
que embriaga tus ojos francos,
muy grandes, inundados de océano.
Ciñe al dios, apura el deseo,
ropas, curvas, muy largas,
el trazo del perfume pintando el aire;
una seda infiltrada de tu olor
se repliega en mi pecho.

Baila,
quizá en nosotros
se acreciente la paz.
Elévate,
quizá se encienda
el firmamento en nuestras sienes
y logremos sentir el corazón de las estatuas.

Sube a conmemorar las cruces de tu juventud
mientras pasan los hombres,
mientras la tierra pasa
y me queda este goce para el resto del pensamiento.


J.J.Ferreiro