domingo, 25 de mayo de 2008

JULIÁN BORAO

*
CIUDAD ETERNA

No hay ciudades eternas.

Tú misma te confundes en las viejas calzadas
que viven sepultadas
bajo asfaltos de hierro y hormigón.

Ya no se escuchan cascos de caballos
ni cuadrigas veloces sobre los adoquines,
no se escuchan pisadas de altivos legionarios
ni arrastran los tobillos cadenas derrotadas
en tierras de barbarie y de conquista.
Otras lenguas recorren las estancias sin techos,

las gradas desgastadas,
los atrios olvidados de una edad opulenta.

Tú misma te preguntas dónde estarán
aquellos que honraban tu victoria,
quiénes son los que moran ahora tu memoria
después de tantos siglos.

Pues solo quedan súbitos fragmentos,
esbozos descompuestos por el tiempo,
paredes devastadas por el azote atónito del viento.

Una canción de gloria se gesta en los poemas
de los supervivientes que habitan el vacío
de bóvedas y techos derruidos.

No hay ciudades eternas.

Poco a poco se borran las viejas inscripciones,
las columnas se agrietan erguidas sobre el polvo
en las ruinas desiertas
de las ciudades muertas del imperio.


Julián Borao

*****

HOMENAJES

Hay homenajes que no deben hacerse
porque hieren el alma
de una manera dura y penetrante,
porque clavan sus verbos más sentidos
en esa irracional oscuridad
desprovista de guía y de razón
que nos adueña en horas de congoja.

Vale más esconderse y no ser nadie.
Cerrar los ojos y mezclarse ingrávido,
del temprano verano en la llanura
por entre las espigas ondulantes,
de océanos salados en sus aguas
mecerse entre las olas y corrientes,
o ausentarse en la noche de los evos,
infinita y vacía,
definitivamente.

Es mejor ya no ser ni haber nacido
para no descomponerte la coraza
que el dolor ha prestado.

Hay poemas que no deben decirse
cuando te oprime el canto del ausente
porque su voz te atañe,
porque sus amarguras te confunden
y una llama muy nítida te abrasa la garganta
sin dejarte llorar.

Hay palabras que sirven de pretexto,
discursos elocuentes y vacíos
que solo son excusas de auditorio,
mientras en lo más hondo de la noche
la emoción confidente de una extraviada voz
se duerme como un pájaro en su nido
sosegando la paz de quien la escucha
bajo sus alas quietas e invisibles.


Julián Borao
Vizcaya - España

6 comentarios:

Rossana Hasson Arellano dijo...

Julián Borao :
Sencillamente Genial, he disfrutado tanto este comienzo de tarde y almuerzo tardío, que ni siquiera me importa y la verdad podría vivir eternamente alimentada solo de la buena poesía..
Dejo un abrazo

Unknown dijo...

Julían, poeta amigo... es un gustazo encontrame con tu magnífica poesía. Es muy grato disfrutar de este bello espacio, y leer tan buena poesía.
Un gran abrazo,
Norma

Rosalia Linde dijo...

Julián: me fascinaron tus poemas. Son maravillosos, tanto en forma como en contenido. Tienen musicalidad y mensaje. De veras, fue un gusto pasarme por tus letras.

Rosalía

Ana Muela Sopeña dijo...

Con un dominio absoluto del ritmo, la cadencia y la métrica tu verso libre navega por espacios de belleza y armonía, Julián.

Tu lenguaje siempre es profundo y bello a la vez. Tus poemas calan hasta lo más hondo del ser. La eufonía te acompaña siempre.

Enhorabuena
Un abrazo
Ana

Gabriela dijo...

Me han encantado estos poemas Julan. Siempre me ha gustado tu estilo.Un placer leerte, poeta.

Te dejo misaludo y admiración

Gabriela

Óscar Distéfano dijo...

Hoy es un día tranquilo para mí, con el espíritu dispuesto a la lectura poética; y me alegro de haber encontrado estos poemas tan lúcidos que me reafirman en el valor de la poesía.
En "Ciudad eterna" encuentro verdad y belleza, y un sentimiento de cierta congoja por la grandeza efímera; y en "Homenajes", otra verdad que nos lleva a confirmar que el verdadero homenaje, muchas veces, puede esconderse en el silencio.
Tu poesía, pulcra, con un gran dominio de la métrica, de la musicalidad, es siempre un placer para la lectura.
Soy un franco admirador de tu trabajo, estimado amigo.

Un abrazo.
Óscar